Amor de madre, y padre

Las reformas de 2009 que presentó la ex Asambleísta de Alianza País Betty Amores únicamente buscaban un revanchismo ante los malos padres, no representa un sistema que precautele al niño, ni tampoco alivie las heridas emocionales que sufren los niños después de la separación de sus padres.

El proyecto de ley promueva la tenencia compartida como una de sus principales banderas de lucha, que significa que padre y madre, constituyan parte integrante de la crianza del niño, compartiendo responsabilidades y experiencias de la infancia, manteniendo el lazo de afectividad con ambos progenitores. Es un proyecto que desde un punto de vista cultural, también rompe con roles preestablecidos de género, producto del modelo patriarcal generalizado en el mundo, aquellos roles que nos dicen que la mujer es la cuidadora y el hombre el proveedor, lo que es totalmente erróneo, porque el hombre también tiene las capacidades y aptitudes necesarias para ser quien realice las tareas de crianza y cuidado. Además que de ahí nazca la segunda propuesta de la ley, que es la pensión alimenticia compartida, en caso de que la madre trabaje y que por ende tenga la capacidad para aportar en los gastos económicos de la crianza del niño, acorde a sus ingresos y es también la parte que más polémica genera, a pesar de no ser el punto neurálgico del proyecto.

El apremio personal se convirtió en otra forma punitiva de querer abordar la problemática del incumplimiento de pago de los padres, la sentencia de la Corte Constitucional, declaró inconstitucional la privación de la libertad cuando el alimentante no cuenta con una actividad laboral o económica, es una persona con discapacidad o sufre una enfermedad catastrófica.

Hay que entender que los sujetos de derecho en este caso son los niños y por ende todos los esfuerzos deben ir enfocados a garantizarles un desarrollo pleno, en el que puedan desarrollarse en un ambiente de crianza mutua con el cariño de su padre y madre.

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