La bisagra verde

Hernán Pérez Loose
Guayaquil, Ecuador

Luego de las recientes investigaciones de la Fiscalía sobre la red de sobornos que alimentaron los bolsillos ardientes de la pasada dictadura parecería que ya no quedan dudas. Lo que armó Correa, el capo di tuti capi, fue una auténtica banda criminal, una banda organizada dedicada a delinquir y enriquecerse. Cometieron peculado, concusión, soborno, enriquecimiento ilícito; incurrieron en lavado de activos, cohecho y prevaricato, entre otras infracciones. Delinquieron como jamás en nuestra historia.

Téngase en cuenta que la cuantía de los sobornos descubiertos es prácticamente insignificante con respecto a las ganancias de los contratistas gracias a sus sobreprecios, que es donde radica la parte clave del perjuicio al país. Con los sobornos se enriquecieron ciertamente los miembros de la dictadura correísta, pero con los sobreprecios se enriquecieron sustancialmente los contratistas y se empobreció la ciudadanía. Es evidente que la red de sobornos descubierta no representa sino una fracción de los 70.000 millones de dólares que se perdieron en la década pasada por la corrupción rampante que permeó todos los pasillos del poder.

Ahora bien, ¿qué va a suceder con los contratistas involucrados en la red de sobornos y con sus contratos que aún siguen vigentes y que fueron producto de esos aportes ilegítimos? ¿Va el Gobierno a seguir honrando esos contratos con sobreprecios?, ¿seguirá manteniendo esas relaciones como si nada ha pasado? ¿Va a seguir el (aportante) Sr. González, por ejemplo, gozando de impunidad a pesar de que la Constitución, la ley y un informe de la Contraloría General condenan como ilegítimo su emporio de frecuencias de radio y televisión? La lista de los sobornos incluye a empresas petroleras chinas, constructoras ecuatorianas, individuos como el señor Topic, y compañías, como la contratada para el monumental atraco de Coca Codo Sinclair. ¿Seguirá toda esta gente tan campante como antes, como si fuesen bisagras de una puerta de vaivén que sobornaron antes y siguen beneficiándose de esos sobornos ahora?

Ya sabemos lo caradura que fue y es la mafia correísta. Hay exministros (y exministras) que no tienen vergüenza de presentarse públicamente a dar clases de ética, economía, comercio, petróleo o política. Ya vendrá el desfile de todos los involucrados en la cacerola del arroz verde a decirnos que no sabían nada, los unos, y que fueron víctimas de chantaje, los otros.

Pero, repito, lo que importa ahora es saber qué va a hacer el Gobierno actual frente a las revelaciones de la red de sobornos. No me refiero a que interfiera en los procesos judiciales, sino ¿qué va a hacer en su esfera de competencia tanto administrativa como política para al menos dar la imagen –y tanto mejor si va más allá de la simple imagen– de que no se presta a encubrir a nadie? ¿Cuándo se empieza a recuperar algo de esos 70.000 millones de dólares que fueron asaltados por la mafia correísta? ¿Cuándo hablan los pilotos? ¿Cuándo se indaga por esos viajes a Canadá, Kuwait y decenas de paraísos fiscales?

Y mejor no preguntemos por la oposición.

(O)

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