El chavismo y su oposición fabricada

Samuel Uzcátegui

Quito, Ecuador

Después de que los fallados mecanismos de dialogo en Barbados y Oslo entre la dictadura y la administración del presidente interino llegaran a su fin, el castrochavismo firmó un acuerdo con sus colaboracionistas para simbolizar una unión entre Maduro y sus opositores de fábrica.

Felipe Mújica, Timoteo Zambrano, Javier Bertucci, Claudio Fermín y Henri Falcón son la cara del colaboracionismo endémico que busca protagonismo y capital político bajo la falacia de ser un supuesto grupo opositor minoritario. Un grupo de hombres impúdicos que traicionan al pueblo venezolano y le dan la espalda al presidente Guaidó, buscando desplazar su autoridad y oxigenar al régimen. No tenían la suficiente crediblidad para afiliarse a la verdadera oposición venezolana y prefirieron asociarse con la dictadura. If you can’t beat them, join them.

En un lamentable acto en la Casa Amarilla (sede de la Cancillería en Venezuela) la delegación oficialista recibió a su pseudo-oposición para firmar un acuerdo que regresaría a la bancada castrochavista a la Asamblea Nacional, después de que sabotearan por tres años las funciones del legitimo poder legislativo. Decenas de diputados opositores exiliados, par de diputados detenidos, otros inhabilitados políticamente, otros en clandestinidad por tener orden de captura y estos piltrafas planean que los representantes del verdugo vuelvan a sentarse en el Palacio Legislativo como si nada hubiera pasado.

A este hecho asistieron diferentes embajadores de países de la Unión Europea, invitados bajo la mentira de que Maduro haría ‘importantes anuncios’, al ver el circo que el chavismo había montado, se levantaron de sus asientos y abandonaron el lugar, como debe de ser. Lo que mas me sorprende y me angustia a la vez es que el Nuncio Apostólico, el Monseñor Aldo Giordano se mantuvo en esta reunión, dando aval a las acciones del dictador sangriento que tiene a Venezuela sumergida en el caos. Me aterra pensar que ese hombre representa al mismo Dios en el que tantos creen. Si ya la postura del Vaticano con respecto a la crisis venezolana era deplorable, esta acción por parte del representante de la Santa Sede deja mucho que desear. Una iglesia que hace apología a dictadores, lo mismo hicieron con Videla, Pinochet, Trujillo y más recientemente, con los Castro.

 Timoteo Zambrano, el diputado admirador/defensor de Rodríguez Zapatero, anunció que este acuerdo era el fruto de un trabajo de más de 3 meses. Mientras Guaidó y compañía se concentraban en los procesos de Barbados y Oslo, el régimen ya tenía listo su verdadero plan, que era hacer perder tiempo al gobierno interino con sus iniciativas de dialogo y cerrar, por debajo de la mesa, un trato con sus secuaces para pintarse a la comunidad internacional como un gobierno democrático que “escucha a todas las partes”. No les funcionará, pero es importante exhibir públicamente a todos y cada uno de los cómplices de esta crisis para que paguen por sus deudas al momento de que el país llegue a la libertad.

 Las bases de su ‘acuerdo’ radican en la necesidad de nombrar un nuevo Consejo Nacional Electoral, que actualmente tiene cinco rectores que han sido elegidos arbitrariamente por el Tribunal Supremo de Justicia chavista. Lo que estos colaboracionistas proponen es un CNE con Leopoldo Puchi y Vladimir Villegas. El primero, es un militante del partido Movimiento al Socialismo y fue el primer Ministro del Trabajo que el golpista Hugo Chávez designó en su gabinete en 1999.  El segundo, un palangrista que en el momento de la bonanza petrolera gozó de diferentes cargos diplomáticos con Chávez y que ahora es una de las caras de Globovisión, el canal televisivo cuyo dueño está sancionado por los Estados Unidos por lavado de dinero y corrupción.

Villegas es miembro fundador de Avanzada Progresista, el partido político de Henri Falcón, el cómplice que ya había salido al rescate del régimen en los falsos comicios presidenciales del 2018, siendo el candidato ‘opositor’. Si planean presentarnos a estos dos personajes como pilares de la democracia y árbitros electorales imparciales, están muy equivocados. No representan a nadie, no tienen cabida en la discusión. Y este grupito de aliados del régimen ya mostraron sus intenciones autoritarias, con Timoteo Zambrano diciendo que, si la Asamblea Nacional no logra designar un nuevo CNE, entonces le corresponderá hacerlo al ilegitimo Tribunal Supremo de Justicia. Quieren llevarnos de Guatemala, a Guatepeor, invitarnos a cohabitar con asesinos, y no lo permitiremos.

Curiosamente, todos estos representantes de la supuesta oposición minoritaria siguen un mismo modus operandi, un mismo patrón. Para ellos, la causa principal de la crisis son las sanciones, tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea, llaman presidente a Maduro, legitimándolo en el cargo, Guaidó es reducido a un simple diputado de la Asamblea Nacional y todos son representantes de grupos izquierdistas.

Son los mismos que dicen que lo que ocurre en Venezuela no es socialismo de verdad, los mismos que se abrigan detrás de una ideología para justificar las acciones del dictador, que ahora se quieren presentar como los salvadores de Venezuela al firmar un acuerdo que no representa al pueblo venezolano. Al día siguiente de la firma de esta payasada, liberaron al vicepresidente de la Asamblea Nacional, Edgar Zambrano. Los colaboracionistas se adjudicaron este triunfo, como un avance de las ‘negociaciones’ entre ellos y sus jefes. Días después, Edgar Zambrano celebró la iniciativa del supuesto dialogo y agradeció a sus secuestradores por liberarlo.

La pregunta es, cuando saldrá el doctor Marulanda, que tiene 18 meses recluido en una cárcel militar por “instigación al odio y traición a la patria”. El doctor presenta heridas graves causadas por las torturas a las que ha sido sometido. O cuando saldrá el periodista Jesús Medina, que tiene más de un año detenido y ya perdió 3 dientes, 17 kilos y vive en condiciones infrahumanas, solo por hacer su trabajo. Ni hablar de Vasco Da Costa, un hombre que ha sido encarcelado en tres ocasiones solo por ser un activista y que presenta siete costillas fracturadas, daños en sus pies y graves problemas del salud al negársele el acceso a su tratamiento para la diabetes.

Podría continuar, porque hay otros 473 presos políticos que sufren las consecuencias de rebelarse ante un dictador sanguinario, y que pierden su libertad y su vida día tras día mientras otros ignoran sus condiciones. Pero ellos no son de importancia para la delegación de cómplices, solo liberarán a quienes le convengan, otra vez el mismo cuento de la puerta giratoria, del do ut des, soltar a solo un preso de cientos para quedar bien ante la comunidad internacional. Y llama la atención que justamente liberen al político que lleva meses siendo acusado de colaboracionista, uno de los tantos Günter Guillaume que tiene la oposición venezolana.

Está iniciativa de colaboracionismo tampoco regresara a la vida al concejal opositor Fernando Albán, asesinado por el SEBIN al ser lanzado desde un décimo piso, ni al capitán de corbeta Rafael Acosta que murió después de jornadas de tortura, después de que lo acusaran falsamente de ser un militar ‘conspirador’. A cualquiera que apoye este proceso, sienta vergüenza, por respaldar a un grupo de oportunistas que vendieron a su patria y a su gente para satisfacer su sed de protagonismo. No hay mejor aliado para una dictadura que una oposición ignorante, cobarde y conformista y Maduro ya se fabricó sus opositores a la perfección.

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