Quito, Ecuador
La articulación de la enseñanza en el curriculum estudiantil de la materia de Cívica no es poca cosa. Lo primordial recae no sólo en instruir valores sobre la defensa del país y los símbolos patrios, sino que desde la Ética aleccionar al joven a odiar la corrupción. Catorce años de corrido del gobierno de Alianza País dejó en el abandono la inclusión de valores sociales en las escuelas y la ética quedó marginada hacia un lado.
La razón es que el motor del Socialismo del Siglo XXI es la corrupción y la trampa. El correísmo como buen movimiento “progresista” quiso incluso cambiar la materia de Historia de la malla estudiantil justamente para que se evite hacer comparaciones entre el Gobierno del prófugo Rafael Correa y los antecedentes que tenía la República previo a su investidura, ¡sí antes también había país con sus aciertos y errores!
El principal motivo para erradicar estas importantes asignaturas de colegios es que Correa quiso refundar Ecuador a su imagen y semejanza. En su mente se creyó un remedo de Velasco Ibarra, pero finalmente sus acciones le hicieron llegar a ser un calco de ‘Fito’. Justamente, los negociados, el dinero robado, los narcos y pandillas amnistiadas y los jueces puestos a dedo para sus servicios personales y de su gobierno, fue el reflejo de una sociedad carente de valores para que desde lo moral no se pudiera cuestionar al líder y tenerlo como el mal ejemplo que siempre fue. Añadiendo su capricho de opacar a sus opositores y de minimizarlos, era el terreno para la trampa, los malos hábitos, los negociados y despilfarrar el dinero público sin control alguno ya que no había quien lo cuestione.
La cívica y la moral (evidentemente son dos cosas a las que se oponen los rojos de izquierda) pero más allá de eso, es la oportunidad para pasar la página y crear una sociedad más tolerante y justa, donde se cuestione el mal accionar de aquí en adelante venga de donde venga.
Los docentes que se pongan a su cargo enseñar estas medulares materias deben entender la importancia de las mismas. No es nada a tomarse a la ligera, tienen en sus manos a las nuevas generaciones. Es necesario entender que los niños y jóvenes en Ecuador quieren ser libres y autónomos. Desde edades muy tempranas quieren emprender y enseñarles no sólo una Educación Financiera sino una manera de hacer negocios de forma más libre, justa y éticamente nos hará mucho más productivos.
Las facultades de Jurisprudencia y Ciencias Políticas son las que más necesitan abrazar estas lecciones. Pues, los políticos son quienes gobiernan y los abogados quienes son llamados a hacer cumplir la legislación. Por ello, éstos son los primeros que deben tener en mente siempre la Ética y la Cívica porque son quienes están del lado del país.
Al mismo tiempo, en los colegios y escuelas deben volver al Minuto Cívico, enseñar a los jóvenes a ponerse la mano en el corazón mientras cantan las sagradas notas del Himno Nacional en señal de firmes. Enseñarles el respeto a los oficiales de las Fuerzas Armadas porque son quienes portan el Tricolor Nacional. La defensa y el respeto disciplinario, el respeto a la familia y al docente. A llevar bien el uniforme del colegio y saludar y despedirse con educación. Todos esos actos también los terminó el correísmo en su afán de mermarnos la identidad ecuatoriana y no mantener nuestros valores y principios para tolerar su corrupción a todo nivel, ya sea político, electoral, de justicia, y desde luego económico.
Los principios y valores son irrenunciables. Cada persona, al mismo tiempo es dueña de sus ideas y sus principios son irrenunciables. Hay que entender que nadie debe responder ante ningún colectivo, pero el colectivo sí debe honrar la Patria y con ello ser defensores de la democracia y la libertad. El socialismo nos reduce a una masa y no mira el valor individual de cada persona, que, si bien comparte con raíces de otros, debe ser también autónoma.
El Estado es un mero administrador, pero la gente no puede estar acostumbrada a recibir dádivas y migajas de éste. Cada ser humano es libre e independiente y no puede estar sujeto al capricho de lo que el político o el Estado quiera, así sea un político por el cual votó. Por ello, el político debe entender que él no está para vivir pos sus ciudadanos ni tampoco resolver sus problemas. Un presidente, por ejemplo, debe comandar un país de acuerdo a la agenda por la que fue elegido bajo un principio de responsabilidad. Por ello, debe entender que al mismo tiempo que representa a un grupo amplio de ciudadanos, también es un individuo que si obra por el lado correcto tendrá el respaldo.
Odiando la corrupción seremos aún más desarrollados, al tiempo que la gratitud y el respeto es un paso todavía más grande. Hay que empujar estos vientos de cambio para salir de la crisis moral que el progresismo nos dejó y cuya huella aún sigue manchando las hojas de nuestra historia y accionar.