Un pez pardo
Por Xavier Vizcaíno
Quito, Ecuador
El Moya tenía la mirada inquieta de quienes escudriñan los objetos para arrancarles las palabras que contienen. El Moya – en los colegios de varones el apellido es la fuente primaria de identidad– era dueño de una rebeldía que volcaba sobre los obligatorios textos de las clases de composición. Recuerdo su verbo irreverente e inconformista, que no pocas veces le significó problemas que otros preferían evitar.