Diego Ordóñez
Quito, Ecuador
Para gratificación de Correa y su trouppe hay que reconocer la eficacia en amedrentar y disuadir a quienes no apoyan o aprecian su gestión, de intervenir en política; y, en demostrar que es mejor la opción utilitaria de adherirse o ser neutro, que oponerse. La temporal y artificial estabilidad económica ha creado una zona de confort desde la que se aprecia con distancia y cinismo cómo se debilitan las libertades, como se derruye la democracia. Expresiones como “no seas obsesivo”, o “son capaces de cualquier cosa” acompañan discusiones efímeras que empiezan con el infaltable “qué te parece lo que sucede” y concluye con “y ¿qué van a hacer?” para ratificar que hacer oposición, por los riesgos que representa, es tarea de los demás.
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