Papandreu abandona ya el Palacio

El primer ministro griego, George Papandreu, sale del Palacio Presidencial en Atenas tras una reunión con el presidente del país, Karolos Papoulias, y el líder del partido opositor Nueva Democracia, Antonis Samara hoy, domingo 6 de noviembre de 2011. Papandréu ha cedido el poder para permitir la formación de un gobierno de coalición entre socialistas y conservadores con un mandato limitado y tras alcanzar un acuerdo que deberá aún ser ultimado mañana

El primer ministro griego y el líder del principal partido de oposición alcanzaron un acuerdo preliminar sobre la formación de un gobierno interino,según informó la oficina de la Presidencia de Grecia. Después de una tarde de infarto, el primer ministro ha pactado con la oposición de centro derecha formar un Gobierno de unidad nacional en el que él no estará. El nuevo Gobierno tendrá como misión inmediata la implementación del plan de ajuste para recibir el dinero del rescate europeo. Una vez completado el plan, se convocarán elecciones. “En el fondo de su alma sigue sin pensar que debe irse, cree que no tiene la culpa de nada, y hará lo que sea por volver, es un Papandreu”, dice una voz de la vieja guardia socialista.

En un comunicado leído el domingo por medios de comunicación griegos, la oficina dijo que el primer ministro George Papandreou no dirigirá el gobierno interino y que las negociaciones sobre quién integrará el nuevo gabinete continuará el lunes.

Se prevé que el gobierno interino esté en funciones por unos tres o cuatro meses a fin de asegurar un nuevo acuerdo de deuda europeo y garantizar la entrega de abonos del paquete de rescate financiero que Grecia necesita para no caer en impago.

El acuerdo inicial se da una semana después de un intenso dramatismo político provocado por el anuncio de Papandreou acerca de que sometería a plebiscito las condiciones del acuerdo de deuda. El jueves dio marcha atrás al plan ante la férrea oposición de los líderes europeos y de los legisladores de su propio partido. El país entró en barrena hace dos años, cuando reconoció que su déficit era tres veces superior a lo reconocido porque había estado manipulando las cuentas. Su quiebra supondría la salida del euro, un acontecimiento inédito, que pondría en peligro la estabilidad de toda la Eurozona. Por eso Bruselas estaba ayer en vilo, con los ojos puestos en Atenas. El rescate requería el apoyo de 180 de los 300 diputados de la Cámara y la falta de consenso lo dejaba completamente en el aire.

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