Franco de Vita calienta Quito con un concierto de grandes éxitos

El cantante Franco de Vita se reencontró el viernes por la noche en Quito con un público entregado que convirtió en un karaoke el coliseo Rumiñahui, cuya inmensa bóveda retumbó con los grandes éxitos del venezolano.

De Vita llevó a la capital ecuatoriana «Primera Fila», un álbum en el que reinterpreta sus canciones de siempre con nuevos arreglos, pero sin cambiar las melodías, y el cual es la base de la gira que realiza por Latinoamérica y Estados Unidos.

El disco incluye dúos de clásicos suyos como «Te veo venir, soledad» interpretado junto al salsero boricua Gilberto Santa Cruz, «Cálido Frío» con el colombiano Santiago Cruz, y dos temas inéditos, «Mira más allá» y «Tan solo tú», con la roquera mexicana Alejandra Guzmán.

A Quito no llegaron sus colaboradores más conocidos, sino que De Vita, ganador el año pasado de dos Grammy Latino, trajo a jóvenes que buscan un espacio en el espectro musical iberoamericano, como Carlos Baute, Debi Nova y Daniel Betancourth.

«Hay mucho talento en América Latina y mi tarima siempre estará para presentarlo», dijo De Vita en el concierto, que tuvo lugar en el coliseo Rumiñahui, con capacidad para 18.000 personas, y en el que el único espacio vacío era el área de detrás del escenario.

Saltó a las tablas vestido con ropa de cuero de hechuras amplias y con un pañuelo al cuello, respaldado por una fuerte percusión.

Sin embargo, las cosas no comenzaron bien, pues tuvo que iniciar los acordes sin luces en el escenario por un fallo eléctrico.

Aun así, se evitó el trabajo de calentar a los quiteños, pese a ser una noche andina húmeda y fría, pues ellos le recibieron con entusiasmo sin importarles la oscuridad y corearon la mayor parte de las letras de las canciones.

Betancourth abrió la lista de invitados y fue acogido con ovación de torero por ser una celebridad ecuatoriana. Le tocó lidiar con la falta de luces, pero De Vita y él lo solventaron con humor, iluminándose con una linterna uno al otro.

Le siguió, ya con focos, la también ecuatoriana Mirella Cesa, que nació en 1984, año en el que De Vita se lanzó como solista, lo que dio inicio a una carrera durante la cual ha vendido más de 20 millones de discos.

También subieron al escenario a los hermanos Servando y Florentino, coterráneos de De Vita. «Si la ves dile que ya no espero su llamada. Y que ya no me despierto en plena madrugada», cantaron en trío, sobre una extensión de brazos en alto.

Después le llegó el turno a la costarricense Debi Nova, que interpretó «Si quieres decir adiós» al piano, al tiempo que exhibía una voz potente y rica en matices que pareció encantar a De Vita, además de a la audiencia.

Cerró el capítulo de los invitados el también venezolano Carlos Baute, quien juega al fútbol con De Vita en Madrid, donde ambos residen, además de mantener una fructífera colaboración musical, según dijo a Efe antes del concierto.

Era la primera visita a Ecuador de Baute, que dijo querer que el público del país andino pusiera cara, y carne y hueso, a sus canciones.

Los quiteños no le defraudaron, al demostrar que se sabían sin titubeo «Colgando en tus manos», el éxito que le ha impulsado a la fama.

Con las manillas del reloj cercanas ya a la media noche, De Vita, que se mostró energético y sonriente durante todo el concierto, obsequió a los asistentes con un popurrí de grandes éxitos, desde «Será», hasta «Tengo» y «Aquí estás otra vez».

Fue un buen regalo de despedida para una audiencia completamente entregada. EFE

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