Yo también fui relajoso

Marlon Puertas
Guayaquil, Ecuador

¿Se han percatado del tema que domina la agenda? Ya no es político, porque la política en el Ecuador, con un solo protagonista, es una política muerta. La agenda no la dominan las tres jóvenes mujeres que dicen mantener la autonomía de la Asamblea. La dominan dos chicos más jóvenes, adolescentes, que un buen día, rodeados de sus compañeros de clases, deciden bailar el choque y subirlo a Internet.

Entonces las reformas a la Ley Minera ya no importan, quedan relegadas a un segundo plano. Lo que importa es que el Ministerio de Educación anuncie el inicio de una investigación, con tal severidad, que determine porqué a los profesores del colegio Aguirre Abad se les pasaron por alto esos minutos de libertad que tuvieron los adolescentes para grabarse mientras se tocaban bailando. Me imagino a los maestros declarando, lavándose las manos, queriendo escabullirse del hacha castigadora de unas autoridades que no quieren reconocer, sencillamente, que el sistema educativo está mal, que los padres y madres de familia no resultan ser el mejor ejemplo en casa, y, de remate, esos muchachos están bombardeados, cada instante, de mensajes sexuales que pueden calentar hasta los andinistas del Chimborazo.

Los gobiernos, díganse revolucionarios o no, no están preparados para estos nuevos tiempos y por eso no tienen las respuestas adecuadas para los chicos que se drogan, que gastan sus mesadas diarias de $1 para contaminar sus cuerpos. ¿Saben por qué lo hacen, más allá de la curiosidad propia de su edad? ¿Y si lo saben, han enfocado su tarea para ayudarlos en sus carencias? Arman planes al apuro, medidas improvisadas que resultan golpes en el pecho para lavarse de culpa y aparentar que tienen el control. Y en ese estado de cosas, sin tener idea de lo que está ocurriendo, proponen la legalización de la marihuana, en una especie de juego de ruleta, en el que solo el azar determinará si fue lo correcto.

Los jóvenes que hoy se exhiben públicamente, sin tener conciencia de que servirán como carne fresca, solo son la réplica de los adultos que los rodean, con la diferencia que ellos no perrean hasta abajo. Y esos adultos, todavía siguen siendo educados, aunque no estén en las aulas. Educados por un sistema que, o les da oportunidades, o se las quita. Educados por líderes que, o resultan un buen ejemplo, o terminan siendo el símbolo de que aquí se impone la ley del más fuerte, para hacer lo que les da la gana.

Así que no se desgasten esas autoridades en tanto interrogatorio a los profesores, solo para intentar quedar bien y presumir que los controles funcionan. Mejor dediquen ese tiempo a conversar con los estudiantes, a saber sus intereses en la vida, a conocer sus aficiones particulares, sus gustos y sus habilidades, que todos las tienen.

Las tentaciones siempre van a estar ahí y que nunca caigan en ellas, es una misión imposible. Todos hemos caído, no nos hagamos. La tarea es que, una vez saciado el gusto, sigan su camino. Y que esos errores de juventud luego sean recordados con picardía y hasta nostalgia. Como lo hacemos nosotros.

Más relacionadas