«Born in the USA», el equívoco entre Springsteen y Reagan, cumple 30 años

Bruce Springsteen la concibió como una canción crítica al estilo de su admirado Pete Seeger y, en cambio, Ronald Reagan la utilizó como exaltación patriótica en su campaña de reelección, un uso que casi empaña a un clásico indiscutible del rock que cumple ahora treinta años: «Born in the USA«.

Ya poco queda del disgusto que Springsteen se llevó con aquella malinterpretación de su patriotismo, cuando su reivindicación de la cara más pobre, trabajadora y esencial de los Estados Unidos fue utilizada por el partido republicano para exaltar la fuerza de los valores conservadores.

Con esa portada con la bandera de fondo, el pantalón vaquero de «el Boss» de espaldas y una gorra de béisbol saliendo de uno de sus bolsillos, «Born in the USA» exaltaba un orgullo patrio muy distinto al de la administración de Reagan.

Sus fans lo entendieron a la primera, pero otros vieron incluso una burla a la patria, considerando que la fotografía de portada podía insinuar que Springsteen estaba orinando en la bandera de las barras y las estrellas.

«Me metí en un pequeño jaleo en el pueblo. Así que me pusieron un rifle en mi mano. Me enviaron a un país extranjero… para que matara hombres amarillos», recitaba la canción que daba título al disco del músico de Nueva Jersey en clara referencia a la guerra de Vietnam.

«Born in the USA», el disco, se publicó en junio de 1984 y logró el número uno en el Billboard durante cuatro semanas. Era el séptimo de Springsteen y su mayor éxito comercial, con 15 millones de copias vendidas solo en Estados Unidos.

La canción, por su parte, había nacido como composición para un filme de Paul Schrader, «Light of Day», pero que tardó tanto en finalizarse (tres años) que el tema acabó desvinculándose de la película.

Pero las mieles del éxito se tornaron amargas para Springsteen al ver que su mensaje era tan desvirtuado, de manera que se negó a ceder el tema para publicidad de Chrysler, aunque le habían ofrecido 12 millones de dólares de la época.

Y es que Springsteen había preparado este disco con la intención de dar un salto cualitativo en su carrera. Demostrada la calidad de su rock, le quedaba apostar por la trascendencia de sus letras.

El ejemplo a seguir fue el legendario Pete Seeger, al que acabó dedicando, ya en el siglo XXI, un álbum en el que reinterpretó algunos de sus temas.

«Llevo diez años quemando la carretera. Sin sitio adonde huir, no tengo adonde ir», finalizaba el retrato desde la perspectiva del veterano de guerra y dando, sin duda, pocas concesiones al sueño americano sin dejar por eso de defender al pueblo estadounidense, el espíritu que siempre destilaron las composiciones de Seeger.

Así, en este disco se sumaban la popularidad ya conseguida por «Born to Run» o «The river» y la reflexión íntima de su «Nebraska», para alumbrar un talento más completo, al lado eso sí de su fiel E Street Band y, curiosamente, su retrato más costumbrista de Estados Unidos se convirtió en su disco de mayor repercusión internacional.

Además de la canción del título, el álbum fue desgranando las perlas de su interior en forma de siete singles colocados en el «Top 10» en Estados Unidos.

Entre ellos, «Dancing in the Dark», cuyo vídeo, tan básico y efectivo en su momento como desprestigiado hoy en día, fue dirigido por Brian De Palma.

El éxito profesional desembocó también en el personal: durante la gira de promoción de «Born in the USA», Springsteen hizo un descanso para casarse con la actriz Julianne Philips, el 13 de mayo de 1985.

«Cover Me», «Darlington County», «Working on the Highway», «Downbound Train», «I’m on Fire», «No Surrender», «Bobby Jean», «I’m Goin’ Down», «Glory Days» y «My Hometown» completaban ese tapiz costumbrista e inconformista tejido por «el Boss».

Desde entonces, Springteen ha publicado once álbumes más, el último de ellos, «High Hopes», que salió a la venta en enero. EFE

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