Unos 600 policías comunitarios llegan a Iguala en busca de los 43 estudiantes

Una madre muestra la fotografía de su hijo, uno los 43 jóvenes desaparecidos durante la noche del 26 de septiembre tras un ataque perpetrado por policías municipales y miembros del grupo criminal Guerreros Unidos contra estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa (escuela dedicada a la formación de maestros de primaria). EFE/José Luis de la Cruz

Iguala (México), 7 oct (EFE).- Unos 600 policías comunitarios de la Costa Chica del estado mexicano de Guerrero llegaron hoy desarmados al municipio de Iguala, «con la esperanza» de encontrar vivos a los 43 estudiantes desaparecidos desde el 26 de septiembre, tras enfrentamientos con la Policía y una banda criminal.

Este grupo, integrado principalmente por campesinos e indígenas y conocido en la región como Sistema de Seguridad de Justicia Ciudadana, viajó a Iguala para contribuir a «buscar a los jóvenes», explicó a Efe uno de sus representantes.

Los campesinos e indígenas que vigilan la seguridad en sus comunidades fueron recibidos por policías federales y estatales, así como por militares y policías de la recién integrada Gendarmería, quienes confirmaron que todos ellos no estuvieran armados.

Representantes de este grupo comunitario detallaron que su interés en participar en las labores de búsqueda se debe a que 12 de los 43 desaparecidos son originarios de la zona de Costa Chica, de donde ellos proceden.

«Estamos aquí para buscarlos y a los nuestros nos los vamos a llevar vivos o muertos», sentenció uno de los portavoces que pidió no revelar su identidad.

Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México pidió este martes al Gobierno de Guerrero que evite «revictimizar a las personas que han sufrido una agresión a sus derechos humanos».

El organismo detalló en un comunicado que se debe brindar acceso a la Justicia y dar todo el apoyo para que superen los sentimientos de temor e incertidumbre y crear un ambiente más confiable.

La CNDH afirmó que existe temor entre la población de Iguala, y que los familiares y víctimas expresan desconfianza contra los policías estatales, pues mencionan que éstos conocen sus datos personales y saben donde están siendo atendidos los heridos.

El municipio de Iguala fue escenario de ataques a tiros de la policía municipal y del grupo criminal Guerreros Unidos en contra de estudiantes de la escuela de magisterio de Ayotzinapa, la noche del 26 de septiembre pasado, donde murieron seis personas, tres de ellos estudiantes, 25 resultaron heridos y 43 permanecen desaparecidos desde entonces.

Según varios testigos, decenas de estudiantes fueron capturados y trasladados en vehículo policiales.

Las fuerzas de seguridad federales asumieron este lunes el control de esa ciudad, mientras que los policías municipales fueron enviados a un centro de entrenamiento militar en el central estado de Tlaxcala.

Tras esos hechos violentos, las autoridades arrestaron a más de 30 personas, de ellos, 22 policías que están presuntamente vinculados con el grupo criminal Guerreros Unidos.

La situación se agravó cuando el pasado fin de semana se localizaron seis fosas clandestinas con 28 cuerpos, a los que se les realizan exámenes de ADN para confirmar si corresponden con algunos de los desaparecidos.

Tres de los detenidos por los hechos confesaron haber asesinado a 17 estudiantes en la comunidad donde fueron halladas las fosas. EFE

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