La retirada turca del Mausoleo sirio permite mejorar la lucha anti-yihadista

Soldados colocan una bandera turca en el lugar donde se encontraba la tumba. Foto Cortesía Europa Press

Ankara, 23 feb (EFE).- Con la evacuación este domingo del mausoleo del patriarca preotomano Suleyman Sah, Turquía intenta una retirada estratégica del conflicto de Siria, lo que le permitirá ser más activa en la lucha antiyihadista.

En términos militares, se puede considerar un éxito la operación de traslado del mausoleo, situado en Siria, a orillas del Éufrates a 37 kilómetros de la frontera turco-siria, en un territorio dominado por los yihadistas del Estado Islámico.

Los 38 soldados que vigilan el enclave desde hace meses sin relevo fueron evacuados en una operación nocturna sin combates, aunque un soldado murió a causa de un accidente.

La oposición turca ha arremetido hoy duramente contra el Gobierno por «abandonar sin lucha territorio turco».

Gracias a un tratado firmado en 1921 entre el Imperio otomano y Francia, Turquía controlaba la zona de unos 9.000 metros cuadrados que albergaba el sarcófago de dirigente tribal Suleyman, muerto en 1236, y supuesto abuelo del fundador de la dinastía otomana.

«Aparte de ser un tema para el consumo nacional, el traslado de la tumba tiene un significado para la política exterior turca», opina en conversación con Efe el politólogo Rasit Kaya.

«Turquía se lanzó a las aguas de Oriente Medio convencida de saber nadar en esta profundidad estratégica, pero ahora vuelve a la orilla», describe la operación del pasado domingo.

En la última década, Ankara elaboró una visión a largo plazo de la política exterior en la que Turquía volvería a ocupar el papel histórico del Imperio otomano, como país líder de Oriente próximo y modelo para los Estados árabes de la zona.

Pero la apuesta falló en Egipto, donde Turquía apostó por los Hermanos Musulmanes, derrocados en el golpe de 2013, también en Libia, donde hubo grandes esperanzas de una implicación turca en la reconstrucción tras la guerra civil de 2011.

Y finalmente está fallando también en Siria, donde Ankara ha respaldado la oposición al régimen del presidente sirio, Bachar el Asad, y especialmente a los grupos islamistas.

La ocupación de una nueva colina a dos centenares de metros de la frontera pretende tranquilizar la opinión pública turca demostrando que no se ha abandonado territorio turco, y que se trata de un mero «traslado», mientras que la bandera sigue en pie.

Desde el punto de vista legal es un gesto cuestionable, señala a Efe el también politólogo Hüseyin Bagçi, dado que «la ley internacional no permite simplemente apoderarse de un cierto terreno en otro país, sólo porque se poseía uno equivalente en otra zona».

Eso sí, la elección de la colina, a pocos kilómetros al oeste de la ciudad kurdosiria de Kobani (en la frontera con Turquía y que ha sufrido un duro asedio del EI), puede marcar un acercamiento de Ankara al único grupo de oposición al que hasta ahora demostraba una hostilidad abierta: las milicias kurdas.

Aún hoy, el portavoz de Presidencia turca reiteró que Turquía considera una «organización terrorista» a las milicias YPG que dominan Kobani y desmintió que hubiesen colaborado en la operación del traslado del mausoleo.

Un comunicado de las YPG ayer, sin embargo, afirmaba que sí habían apoyado la operación y que los blindados turcos pasaron a través de Kobani y numerosas fotografías muestran que la colina elegida para el nuevo mausoleo dista muy poco de un puesto de vigilancia de las YPG.

El partido prokurdo de Turquía, el HDP, en la oposición, da por hecho que esa coordinación existe y ha expresado sus esperanzas de que pueda desembocar en relaciones formales entre las milicias kurdas y Ankara, que hasta ahora se ha negado rotundamente a reconocer una autonomía kurda en Siria.

Este acercamiento a los kurdos puede marcar también una oposición más nítida de Turquía al peor enemigo de este bando, el Estado Islámico.

La postura turca ante el EI ha cambiado en el último año, de aparente tolerancia hacia mayor firmeza, un proceso en varias fases, cree el profesor Kaya.

Turquía se ha resistido con dos argumentos contra la presión internacional que le pedía abrir la base aérea de Incirlik para la lucha contra el EI

«Primero temía por la seguridad de los rehenes turcos secuestrados por el EI en Mosul en junio (liberados en septiembre), y luego por la de los soldados en la tumba de Suleyman Sah», explica el politólogo Kaya.

«Ahora, ambos argumentos han perdido su base y Turquía puede adoptar una postura más activa en la coalición anti-yihadista», vaticina el experto.

Con este trasfondo se comprende mejor el reciente acuerdo firmado entre Ankara y Washington para entrenar en Turquía a miembros de la oposición siria que lucharían tanto contra el régimen de Asad como contra EI. EFE

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