El aislacionismo económico regional de Ecuador en América del Sur. ¿A dónde vamos?

Renato Rivera

Renato Rivera Rhon
Quito, Ecuador

El Ecuador en los últimos años se ha mostrado sumamente crítico frente al rol de la CAN especialmente en temas vinculados al comercio. De hecho, esta crítica mostró un fin el pasado mes de febrero, en el momento que el presidente de la república anunció “analizar seriamente” la continuidad del Ecuador en la CAN debido a una serie de resoluciones contrarias a las medidas de protección comercial del país frente a nuestros vecinos Colombia y Perú.

No sería una sorpresa que a finales de año, el presidente informe que el Ecuador no seguirá siendo parte de la Comunidad Andina. Pero, la CAN -indiferente de ser bueno o malo- es el único organismo que establece acuerdos arancelarios con los países vecinos, además cabe mencionar que el organismo ha generado importantes cifras de intercambio comercial. Por otro lado, no debemos pasar por alto que nuestros vecinos son miembros de una Alianza que va generando cada vez más participación en el sistema económico regional; muy criticada por cierto desde el ejecutivo por su visión ‘aperturista, neoliberal y cercana a Estados Unidos’. Con esto no planteo defender ni abogar por la CAN ni Alianza del Pacífico, solamente pregunto ¿cuál sería la salida para el Ecuador?

Frente a este complejo escenario, el Ecuador tiene tres alternativas. La primera y por la que actualmente apuesta la política exterior ecuatoriana, tiene que ver con la adhesión a MERCOSUR como Miembro Pleno. Lastimosamente, esta adhesión no ha podido concretarse debido al dólar, ya que al no tener moneda propia, no puede devaluar su moneda, por lo tanto limita su competitividad ante el bloque, generando desventajas comerciales ante los países del MERCOSUR. Es por esta importante razón que el Ecuador no ha logrado concretar su acuerdo. Es decir, a corto plazo, esta no es una salida viable.

La segunda tiene que ver con ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) el cual, más allá de tener gran voluntad política de sus miembros, carece de un accionar efectivo que haga frente a la compleja arquitectura regional. La única alternativa que podría tener factibilidad es el SUCRE (Sistema Único de Compensación Regional de Pagos), pero lastimosamente, este sistema de transacciones no podría competir con el tradicional y efectivo ‘comercio fronterizo’, el cual ha generado aproximadamente alrededor de 20 mil millones de dólares. Por lo tanto, quedaría descartada ALBA como una alternativa a la CAN.

La tercera, y en línea de las acciones que actualmente está llevando el gobierno, tiene que ver con apostar a la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) como el espacio idóneo para potenciar el comercio intrarregional –en el cual incluiría a Perú y Colombia-. Lamentablemente, Ecuador apuesta ambiciosamente con establecer líneas comerciales y de financiamiento a largo plazo con los 33 países de la región; estas líneas, si bien es cierto que podrían ser acertadas, no son una salida a las decisiones que tome el gobierno a fin de año. Por lo tanto, la CELAC no es una solución inmediata frente a la salida de la CAN.

Si analizamos geopolíticamente la integración comercial suramericana; Perú, Colombia y Chile pertenecen al bloque de Alianza del Pacífico; por otro lado, los socios políticos del Ecuador que son Bolivia y Venezuela pertenecen al MERCOSUR, en el cual se incluye a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Por lo tanto, una salida del Ecuador de la CAN nos convertiría en el único país de América del Sur en no pertenecer a una alianza subregional. Es por esto que más allá de tildarlos políticamente, el Ecuador deberá analizar cuidadosamente su continuidad en la CAN, una salida que podría generar que el país no participe en aproximadamente el 80% total del comercio exterior regional.

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