El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, agradeció hoy el respaldo de exasambleístas constituyentes a la consulta popular que convocó para el año que viene y cargó contra su antecesor Rafael Correa por tratar de torpedear su desempeño.
En un acto celebrado en Palacio de Carondelet, sede de la Presidencia de Ecuador, Moreno recibió un manifiesto de los asambleístas que participaron en la redacción de la actual Constitución de Montecristi (2008) en el que respaldan la consulta popular que tiene previsto celebrarse a principios de 2018.
«El mejor mecanismo para cambiar una Constitución no puede ser otro que el acudir al mandante, a aquella persona que delega una parte de su poder en un mandatario», destacó Moreno en su alocución ante los antiguos legisladores que entre el 30 de noviembre de 2007 y el 25 de julio de 2008 participaron en la redacción de la Carta Magna ecuatoriana.
El contenido de las siete preguntas que constan en la consulta fueron remitidas a la Corte Constitucional para su aprobación antes de ser sometidas a consideración de la ciudadanía, y entre ellas, la tercera, se refiere a la reelección indefinida y la posibilidad de dejar sin efecto una enmienda aprobada bajo el Gobierno de Correa.
El presidente recordó que cuando se planteó enmendar la actual Constitución para posibilitar que un líder fuera reelegido indefinidamente se opuso.
«Yo dije: No creo en las reelecciones indefinidas, creo en la promoción de valores nuevos, creo en respetar a la militancia y una forma de respetar a la militancia es no considerarse enviado de dios», aseveró al referirse al anterior mandatario y correligionario.
Sin mencionar explícitamente su nombre, Moreno prosiguió su discurso aludiendo a Correa como «aquella persona ‘alelada’ que pensaba que era el único que estaba destinado a mandar» y recalcó que por esa razón la Constitución originariamente, «reza, con toda claridad la alternabilidad, no reelecciones indefinidas».
Y defendió que la de Montecristi «fue profética» porque intentó e impedir que algún dirigente se perpetuara en el poder: «Ya sabíamos que alguien tendría la tentación».
Las de hoy son las declaraciones más elocuentes desde que hace una semana el ala correísta de su propia formación, Alianza País, lo destituyera como dirigente esgrimiendo un argumento técnico pero dejando patente la lealtad acérrima hacia el antiguo mandatario, movimiento que quedó en papel mojado por un dictamen judicial.
Moreno valoró negativamente el último mandato de Correa al señalar que «los últimos años de Gobierno comenzaron a volverse siniestros porque la persona ya no piensa en el país, en el devenir, piensa en mantenerse en el gobierno o hacer obras faraónicas (…) No se pueden hacer obras faraónicas cuando no hay alcantarillado, cuando no hay agua corriente», espetó.
Reiteró una vez más el caso de las cámaras de vigilancia encontradas en su despacho, según aseguró, «para grabar al amigo, al compañero del buró para luego poder extorsionar» y defendió la labor de la justicia y de la ciudadanía para combatir los casos de corrupción.
«Yo no concibo cómo podemos obcecarnos en tratar de defender a personas que están vinculados con la corrupción. El pueblo no es tonto, es inteligente, el pueblo lo sabe», confió.
Ante los antiguos parlamentarios que dijo representan a los políticos actuales, Moreno hizo un llamamiento a abandonar los «egos y vanidades», que «sirven para ridiculizarnos a nosotros mismos» y aclaró que una vez que exista un nuevo candidato electoral se echará un lado para dejar hacer a su sucesor.
El apoyo recibido hoy sigue al respaldo dado ayer, martes, por la mayoría de asambleístas que integran el bloque legislativo de Alianza País, que asistió al Palacio de Gobierno para ratificar su compromiso con el programa político del presidente.
Estos gestos son interpretados como un intento de cerrar filas en torno al liderazgo de Moreno y a su consulta popular y un intento de recuperar la unidad en las filas de su partido y arrinconar a Correa, después de que la semana pasada se anunciara que tenía previsto regresar al país desde Bélgica, donde reside actualmente. EFE