Alemania busca una difícil reconciliación con Marx en su segundo centenario

Alemania busca una reconciliación con el pensamiento de Karl Marx, a 200 años de su nacimiento, con una serie de publicaciones y actos, algunos de ellos envueltos en polémica, lo que muestra la dificultades de celebrar el aniversario de un pensador que sigue generando polarización.

El pistoletazo de salida de los actos del bicentenario tuvo lugar hoy con un debate en el Palacio de Bellevue, que fue abierto con un discurso del presidente alemán Frank Walter Steinmeier.

El que Steinmeier haya acogido el debate en su sede presidencial fue elogiado por uno de los últimos biógrafos de Marx, Jürgen Neffe, presente en el acto.

«Me parece muy valiente rendirle homenaje a Marx en este marco sin ocultar los lados oscuros del debate», dijo Neffe, que citó algunas reacciones que ha suscitado su libro y que reflejan cómo el tema sigue exaltando pasiones.

Así, por ejemplo, citó un título de un periódico –«200 años de Marx y 500 millones de muertos»– que resume los prejuicios que hay en el occidente del país frente al filósofo, mientras en el este se le relaciona con la experiencia de la República Democrática Alemana (RDA).

Steinmeier, inició su intervención en el debate resaltando las muchas veces, y en los muchos diversos ambientes, que se ha planteado en Alemania la pregunta acerca de lo que hubiese dicho Marx sobre uno u otro tema.

«Se planteaba en las aulas escolares de la RDA y también en los ambientes estudiantiles del occidente alemán, como yo mismo lo viví, como parte del examen de ingreso a un piso compartido», bromeó.

Steinmeier también citó una frase pronunciada por el legendario líder socialdemócrata Willy Brandt en 1977 que resume el conflicto que ha tenido siempre la izquierda democrática con la figura de Marx.

«Al margen de lo que se haya hecho de Marx, el ansia de la libertad, de la liberación del ser humano de la servidumbre y de la indigna dependencia era el impulso de su obra», dijo Brandt.

Steinmeier, tras citar esa frase, recordó que las consecuencias del pensamiento de Marx en el siglo XX son ampliamente conocidas.

En ese contexto, no se puede perder de vista que durante la guerra fría, de la que Marx era una especie de figura tutelar, Alemania estaba en el centro del conflicto, como país dividido entre la RDA comunista y una República Federal (RFA) occidental.

Eso llevó a que en 1989, con la caída del muro de Berlín, muchos vieran el marxismo como algo definitivamente superado. Sin embargo, más de 25 años después y de la reunificación del país, el bicentenario ha generado un regreso crítico al pensamiento del Marx.

«Increíblemente, (Marx) tiene mucho que decir sobre nosotros y sobre el tiempo que vivimos», dijo Steinmeier.

Su pensamiento puede iluminar crisis económicas y financieras, «como la que tuvo a la economía mundial al borde del colapso hace diez años» y también otros problemas actuales como el aumento de la desigualdad o «la expansión de la lógica del mercado a todos los ámbitos de la vida», dijo.

También, su análisis de la mecanización de la producción, puede servir para iluminar parte de los retos de la digitalización.

En el debate, el escritor Ingo Schulze sostuvo que la idea de la lucha de clases sigue siendo algo digno de reflexión: «Si a nosotros nos va tan bien es porque a otros les va miserablemente, eso es un hecho que nos obliga a cuestionarnos permanentemente», apuntó.

El centro de las celebraciones estarán en Treveris, la ciudad en la que nació Marx, cerca de la frontera con Luxemburgo, y donde mañana se inaugurará una gran exposición.

En la prensa conservadora hay cierto malestar por la manera como se viene conmemorando el bicentenario y recuerda permanentemente que el pensamiento de Marx llevó a los gulags soviéticos y al régimen dictatorial de la RDA.

Hoy, sin embargo, Steinmeier dijo que se ha encontrado ciudadanos del este de Alemania en quienes conviven dos imágenes de Marx: «Por un lado están satisfechos de haberse deshecho del Marx, con el que se justificó el recorte de libertades en la RDA», apuntó.

Al mismo tiempo, prosiguió, «tienen esperanzas en otro Marx, que todavía tiene mucho que decir sobre los peligros de un capitalismo desbocado y sobre la posibilidad de un orden económico más humano y más justo». EFE

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