Matanza de Israel

A este balance hay que sumar centenares de heridos. Es un número de muertos palestinos en Gaza en una sola jornada que no tiene precedente desde 2004.

Las manifestaciones están convocadas bajo el lema “La gran marcha del retorno”, que reivindica el derecho a volver de todos los refugiados palestinos y sus descendientes que fueron expulsados en 1948 de lo que hoy es territorio israelí. Hay que recordar que durante estos días los israelíes celebran el 70º aniversario de la independencia de su Estado, mientras que los palestinos conmemoran la Nakba, que marca el desplazamiento forzoso de cientos de miles de palestinos a raíz del conflicto que se abrió con Israel a partir de esa fecha.

Ayer, además, se protestaba con énfasis añadido por el traslado de la Embajada de EE UU en Israel desde Tel Aviv a Jerusalén, una decisión que se oficializó a la misma hora de la manifestación y que, como se temía, ha elevado aún más la tensión en la Franja de Gaza.

Al tiempo que se producía esta matanza, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, celebraba en Jerusalén el regalo diplomático que le ha hecho Donald Trump, poniendo en evidencia hasta qué punto la situación se agrava todavía más con acciones como la promovida por Trump.

Estamos ante un número injustificable de fallecidos en unas manifestaciones de carácter civil en el interior de Gaza. El Gobierno israelí debe explicar de forma urgente por qué se respondió con fuego real a las 35.000 personas que se manifestaban ayer en la frontera y no únicamente con material antidisturbios, y así depurar las responsabilidades correspondientes.

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