Quo Vadis, Ecuador?

Juan José Pons
Guayaquil, Ecuador

Hoy 2 de Noviembre, día de los difuntos en que no solo recordamos a los seres queridos que se nos adelantaron al infinito, sino también día de celebración de que estamos vivos, he decidido aceptar la invitación de Carlos Jijón de escribir de vez en cuando mis reflexiones y pensamientos.

Empiezo con este artículo porque considero fundamental que todos los ecuatorianos reflexionemos y eventualmente actuemos en función de una respuesta a ¿A DÓNDE VAS? Si, a dónde vamos en nuestro país.

Han transcurrido 18 meses desde el inicio del nuevo gobierno, luego de una década que cada día se destapa más como una década perdida de despilfarro, autoritarismo y corrupción. Durante esos 18 meses ha existido una tímida iniciativa de reforma institucional y de retornar a un sistema democrático de libertades, tales como la libertad de expresión, independencia de las funciones del estado, transparencia en el ejercicio de la función pública, cambio en el modelo económico del SSXXI, etc. Iniciativa que se ha manifestado más en la retórica oficial que en la práctica; hecho que se pone en evidencia con el envío de la proforma presupuestaria para el 2018.

Los resultados del ranking mundial de DOING BUSINESS publicado por el diario Expreso, hoy, nos informan que hemos caído del puesto 118 al 123, que solo superamos a Bolivia y a Venezuela y con el descalabro político que va desde la fuga de Fernando Alvarado, la situación de Assange y las actuaciones de la Asamblea Nacional -que con excepción de la decidida actuación del bloque de CREO– sepulta toda acción fiscalizadora de cualquier tipo y no produce ningún cambio substancial en las leyes como la mordaza, control del microtráfico o de la seguridad ciudadana, y muchos otros proyectos que pierden prioridad frente al escándalo de los diezmos o de la intervención de la justicia con visitas a testigos protegidos o con condecoraciones y resoluciones sin ninguna trascendencia.

Podría continuar con varias páginas de estos lamentos como sucede en casi todas las tertulias y reuniones en las que todos lamentamos estos y muchos otros hechos vergonzosos de nuestro convivir nacional, pero al igual que en esas tertulias no conseguiremos nada.

Lo trascendental es responder a QUO VADIS ECUADOR y enumerar cada uno de los ecuatorianos los lineamientos del Ecuador que queremos, discutirlo, analizarlo, proponerlo y fundamentalmente ¡trabajarlo! Ejecutarlo por la única vía que es posible en un sistema democrático; esta es la vía POLÍTICA, ya que solo así llegarán a los centros de decisión en los que se resuelve sobre el sistema o modelo de país que queremos para el presente y futuro, definiendo la Política como el arte de gobernar para el bien de la comunidad.

Si el ciudadano continua siendo el gran crítico, analista , detractor , denunciador y fundamentalmente abstencionista de la acción, entonces el país no va cambiar. En términos criollos: HAY QUE MOJARSE EL PONCHO y asumir las responsabilidades que se requieren para todas la funciones del Estado, desde presidente de una junta parroquial hasta la del presidente de la República.

Con qué fuerza criticamos que haya candidatos a alcaldes, prefectos, concejales, etc, que son celebridades del espectáculo o políticos de larga e inoficiosa historia o, peor aún, producto de la corrupción y cacicazgos, si los que están capacitados por ser profesionales preparados de intachable trayectoria no aceptan esa candidaturas por el desprestigio a la que ha sido sometida la actividad política sin discriminar los que la ejercen y la han ejercido con seriedad y pulcritud.

Ciudadanos y ciudadanas: actívense, actúen, defiendan su derecho, no solo con reclamos sino con propuestas y ocupando los espacios políticos que se les ofrece por aquellos movimientos y partidos que acogen sus propuestas o con los que ustedes identifican preparadas por ellos. Pero no se queden en la comodidad de las redes, la crítica, la tertulia del café. Empodérense y sean ustedes los que respondan a la antigua interrogante QUO VADIS, ECUADOR?

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