La mitad de los franceses no quiere vacunarse contra la COVID-19

Dos peatones caminan por el puente Alexandre III poco antes del toque de queda nocturno de las 21:00 en toda la ciudad en París, Francia, 23 de octubre de 2020. El toque de queda se estableció originalmente el 14 de octubre con una duración mínima de cuatro semanas en París y otras ocho ciudades de Francia para reducir la propagación de COVID-19 después de un aumento en los casos de coronavirus en todo el país, y desde entonces se ha extendido a 38 departamentos más en todo el país, impuesto a 46 millones de personas. El toque de queda prohíbe salir de la casa entre las 9:00 p. M. Y las 6:00 a. M. A menos que se presente un motivo válido. (Francia) EFE / EPA / IAN LANGSDON

La mitad de los franceses no quiere vacunarse contra la COVID-19, según una encuesta difundida este jueves, que refleja la división política sobre el asunto, entre partidarios de obligar a la población a vacunarse para detener la pandemia y quienes creen que debe ser un acto voluntario.

El sondeo, publicado por el canal BFM TV, indica que solo el 40 % de los franceses quiere vacunarse cuando lleguen las primeras vacunas, mientras que el 46 % no desea hacerlo y un 14 % no ha tomado la decisión.

El porcentaje de quienes se niegan a vacunarse contra la COVID-19 es superior al de franceses contrarios a otras vacunas y los motivos que alegan son, mayoritariamente, la falta de experiencia sobre estos nuevos productos y el temor a los efectos secundarios.

La encuesta refleja que la mayoría de los opositores son votantes de la extrema derecha, en consonancia con la postura de su líder, Marine Le Pen, que rechaza que sea obligatoria.

«Los franceses son ciudadanos libres. Son ellos quienes, en su fuero interno, deben decidir si quieren vacunarse o no«, señaló Le Pen en BFM TV.

Su opinión es compartida por responsables políticos de diferentes partidos, lo que llevó el pasado sábado al primer ministro, Jean Castex, a mostrar su «inquietud» ante la negativa de muchos ciudadanos a vacunarse, lo que, a su juicio puede dificultar el combate contra la pandemia.

¿VACUNA OBLIGATORIA?

Frente a estas posturas, otros líderes políticos se han mostrado favorables a obligar a todos los ciudadanos a vacunarse, porque de lo contrario el virus no dejará de circular.

El primero en hacerlo fue el líder ecologista Yannick Jadot, que apostó por esta medida justo después de que la farmacéutica estadounidense Pfizer anunciara su vacuna la pasada semana.

«Miren el traumatismo que viven nuestras sociedades. No podemos permitirnos prolongar el periodo de confinamiento, de debilitamiento cultural, social y económico de nuestro país«, indicó en la emisora France Info el eurodiputado verde.

En la misma línea se pronunció el presidente del Senado, el conservador Gérard Larcher, quien aseguró que la vacuna no es algo personal sino «una suerte de cadena solidaria para proteger al conjunto de la sociedad».

Pero la obligatoriedad no convence a todos y genera división dentro de los partidos.

La también eurodiputada ecologista Michèle Rivasi, conocida activista contra las vacunas, se desmarcó de la postura de Jadot con el argumento de que «es irresponsable obligar a vacunarse con una vacuna de la que no conocemos ni la eficacia ni la inocuidad».

Según el vespertino Le Monde, el Ejecutivo reconoce la dificultad de hacer obligatoria la vacuna, que como todo acto médico exige el consentimiento del paciente.

CAMPAÑA EN 2021

El debate promete cobrar más fuerza en las próximas semanas, a medida que las vacunas comiencen a llegar de forma efectiva.

El Gobierno francés prepara la campaña de vacunación contra la COVID-19 para principios del año próximo, según indicó el pasado martes su portavoz, Gabriel Attal.

En declaraciones a la televisión France 2, Attal aseguró que han previsto un presupuesto de 1.500 millones de euros para ese fin a lo largo de todo 2021, incluido el importe de la adquisición de las vacunas.

En concreto, Francia tiene encargadas 30 millones de dosis a Pfizer, a las que se suman 60 millones reservadas con otros laboratorios, lo que garantiza la posibilidad de vacunar a unos 45 millones de franceses, pero no al conjunto de los más de 67 millones de habitantes del país. EFE

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