Tierra fértil

Juan José Pons

Guayaquil, Ecuador

Luego de los 11 días de vandalismo sufrido en el Ecuador,  encubierto de una manifestación de reclamo a una medida económica es necesario que reflexionemos sobre los motivos de estos desmanes .

Considero que es verdad que las marchas y sus desmanes fueron utilizados por los correistas financiados por el producto de la corrupción, el narcotráfico y el narco estado de Venezuela, además de toda la estructura totalitaria del tiranismo del socialismo de siglo XXI que con la complicidad de los dirigentes indígenas impulsaron una tentativa de golpe de estado, pero ¿es ese el gran motivo de tanto vandalismo y de las reacciones en todo el país ?

Para que se genere tal reacción tiene que haber un terreno fértil a la combustión y ese terreno fértil es el malestar ciudadano ante el desempleo, el alto costo de la vida,  la violencia del narcotráfico, la contaminación del microtráfico, la impunidad frente a la corrupción, la inoperancia de la justicia, la saturación de las cárceles, la tramitología desesperante para cualquier gestión burocrática, la micro corrupción cotidiana del trámite, en  síntesis: una lucha diaria y continua que no nos lleva a ninguna parte, que mata la esperanza de un futuro con  un nivel de vida decente con un empleo digno.

La izquierda representada por los indígenas, los eternos dirigentes sindicales, los correístas, etc, hacen todo lo posible porque ese malestar continúe bloqueando toda iniciativa que conduzca a un país próspero en libertad, porque ese es su negocio, así  se aprovechan de la frustración y la desesperación. Nos toca a todos los demás ecuatorianos romper ese circulo vicioso que nos ahorca y mata nuestro futuro.

Canalicemos toda nuestra  energía y capacidad a generar un nuevo Ecuador, no permitamos que el espíritu del Guasón se imponga en nuestra gente producto de la frustración y que su psicopatías influyan en nuestro comportamiento y destruya nuestras vidas.

Convirtamos a nuestro país en una  tierra fértil de oportunidades, de emprendimientos, de seguridad jurídica, sin impunidad, que las leyes se apliquen para todos los ciudadanos sin excepción ni privilegio, que se cumplan los contratos, recuperemos el honor y la dignidad de lo bien habido con tesón, trabajo y sacrificio y no con el vicio de todo tipo de corrupción. En otras palabras: seamos un verdadero estado social de derecho, seamos una verdadera República democrática y liberal,  cuya semilla virtuosa se germine en esta tierra fértil de igualdad de oportunidades para todos.

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