Fin de fiesta
Guayaquil, Ecuador
Siempre he pensado que la fiesta revolucionaria durará hasta que se puedan pagar los tragos y la orquesta. Los invitados, al ver que los meseros dejaron de darse vueltas con sus charoles y se aprestan a levantar los manteles, se van. Los bailarines, al percatarse que se paró la música, buscarán otra fiesta. Los más afectados por la farra irán a su casa a pasar la resaca. Todos querrán asistir a la próxima celebración.
