Opinión

¿Y entonces, quién mismo ordenó disparar el 30-S?

Por Carlos Jijón

Tengo muy pocas dudas de que el principal responsable de lo que ocurrió el 30 de septiembre fue Rafael Correa. Que existió una conspiración para secuestrarlo es una tesis tan deleznable que se desbarata cuando se reflexiona que nadie podía prever que el Presidente de la República iba a llegar esa mañana al Cuartel de la Policía a discutir personalmente con la tropa sublevada. Todo ese trágico día se pudo evitar si el Presidente se quedaba en el Palacio de Gobierno. E incluso antes, si el Presidente hubiera respetado la decisión de la Asamblea, que había aprobado por consenso, después de intensas negociaciones, una ley de servicio público a la que no se hubiera llegado sin los votos de Alianza PAIS. Yo creo que el reclamo de los policías sublevados era justo.
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