Hace algún tiempo escribí en este medio que el proceso de consulta popular llevado a cabo en el gobierno de Lenín Moreno, bajo el estandarte de descorreización, no implicaba de ninguna manera democratización.
Un lugar común es ver en la reciente consulta popular y referendo un proceso democratizador en un doble sentido: en la medida en que es un ejercicio de democracia directa, y en la medida en que su resultado significaría el desmantelamiento del autoritarismo y la (posible) construcción de instituciones (realmente) democráticas.
De entre todos los ideales éticos que han moldeado el mundo moderno, la libertad – en tanto autonomía y autodeterminación individual – ha sido sin duda el que ha dejado la huella más duradera en las instituciones y en el auto-entendimiento del ser moderno.
Ronja Von Rönne, de 25 años, es una sensación en Alemania.
El filósofo y matemático libanés Nassim Nicholas Taleb, cuyos libros lamentablemente aún no han visto la luz en la lengua española, presenta una tesis que, de ser cierta, destruye nuestras esperanzas en la humanidad: toda sociedad se guía por los parámetros de las minorías más intolerantes.
Un fantasma recorre el mundo – el fantasma de los libertarios.
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