Peña Nieto, cinco años y logros económicos que no permean en la ciudadanía

Fotografía de archivo del 9 de enero de 2017 en Ciudad de México muestra al presidente mexicano Enrique Peña Nieto durante el anuncio de un acuerdo que busca fortalecer la economía del país. La tasa de aprobación de la gestión del mandatario se desplomó a un nivel históricamente bajo de 12%, de acuerdo con una encuesta difundida el miércoles 18 de enero. (AP Foto/Rebecca Blackwell, archivo)

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, enfrenta la recta final de su Administración con algunas victorias en el plano económico ensombrecidas por su incapacidad de transmitir los logros a una ciudadanía agotada de corrupción.

Peña Nieto «ha tenido éxitos, pero no han bajado al bolsillo del mexicano promedio, que no siente los beneficios de las reformas estructurales, pero sí el ‘gasolinazo’ o el dólar caro. Ahí es donde truenan sus logros», dijo a Efe el especialista en Negocios Internacionales del Tecnológico de Monterrey, Manuel Valencia.

Entre las medias victorias del mandatario, que llegó al poder en diciembre del 2012 y hoy entrega al Congreso de la Unión su quinto informe de Gobierno del sexenio, está el crecimiento débil pero sustentado de la economía.

Pese a la caída de los precios del petróleo o la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el PIB de México creció el 2,3 % en 2016, un 2,5 % en 2015, un 2,1 % en 2014 y el 1,4 % en 2013, resultados muy similares al promedio de los últimos 30 años.

«La economía mexicana ha crecido mediocremente. (…) Pero la estabilidad no hay que menospreciarla, ha habido crecimiento bajo pese a ‘shocks’ exógenos como la caída del precio del crudo», explicó a Efe el profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey Carlos Elizondo.

El problema radica cuando se compara expectativa con realidad. Peña Nieto devolvió la Presidencia al Partido Revolucionario Institucional (PRI) con promesas de grandeza y once reformas estructurales, como la de telecomunicaciones o la energética, que, aseguró, llevarían a crecimientos económicos de en torno al 5 %.

Aunque la mayoría de analistas consideran que estas eran necesarias, y que en general se han implementado con transparencia, también hay críticas sobre cómo se lograron acuerdos.

«Creo que compramos las reformas estructurales, pagando a grupos de interés como el sindicato petrolero», dijo a Efe el director general adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Manuel Molano.

Entre otros avances, está el buen desempeño en los últimos meses de las exportaciones -un 10,4 % anual en el primer semestre- o el auge de la inversión extranjera, pese a que la incertidumbre arraigada al fenómeno Trump la frenará.

Ello, sumado a un índice de desempleo muy bajo -del 3,4 % del total de la población activa en julio-, detonó el consumo interno.

Ello contribuyó a que el porcentaje de mexicanos en situación de pobreza pasara del 45,5 % en 2012 al 43,6 % en 2016, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Sin embargo, la percepción ciudadana es que hay muchos pendientes y ciertos claroscuros.

Las cifras de empleo, por ejemplo, son «un poco engañosas», advirtió Elizondo, porque los ingresos continúan siendo muy bajos y desiguales regionalmente y la informalidad se coloca por arriba del 55 %.

A ello se le suma una inflación que se mantuvo muy estable hasta inicio de año, pero luego se aceleró hasta registrar un 6,44 % interanual en julio.

Ello se debió en gran medida al polémico aumento gubernamental de las gasolinas en el marco de una liberalización del sector, y a la depreciación del peso, que encareció las importaciones.

Cuando empezó su mandato, la moneda mexicana se ubicaba en 12,96 dólares y hoy se colocó en 17,79.

También están los 266 compromisos que Peña Nieto, todavía como candidato, aseguró que llevaría a cabo de ganar la Presidencia. «No los cumplió todos», remarcó Valencia.

Tras un derroche inicial, llegaron varios tijeretazos al gasto público que afectaron programas sociales y obra pública, y que se acentuarán en el presupuesto del 2018.

«El Gobierno ha sido muy malo gastando, muy malo en la calidad del gasto y muy malo en la ejecución de proyectos y asignación de contratos. Con muchas historias de corrupción y sobrecostes», denunció Elizondo.

A este panorama se le suman problemas más candentes como la creciente inseguridad, llevando al hartazgo a buena parte de la ciudadanía y dejando por los suelos la popularidad de Peña Nieto, según encuestas.

«La gente está enojada por la violencia, y la parte económica ciertamente no ayuda. (El Gobierno) está distraído en tratar de resolver problemas, sin hacerlo bien en muchos ámbitos», resumió Molano. EFE

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