Perro Mundo

Alberto Molina

Alberto Molina
Guayaquil, Ecuador

«Perro Mundo» es el título de una película italiana, estrenada en 1962 y dirigida por tres directores: Gualtiero Jacopetti, Francesco Prosperi y Paolo Cavara. De ella se dijo que “Todas las escenas que verán en esta película son verídicas y siempre referidas a la verdad. Si acaso hubieran escenas amargas, es porque muchas cosas lo son sobre esta tierra. Por eso el deber del reportero no es endulzar la verdad sino reflejarla objetivamente”.

Se ha dicho siempre que la historia se repite, que es una noria, que da vueltas. Quién iba a pensar que la sombra fantasmal, brutal, de la dictadura de los Somoza, en Nicaragua, tendría como en el cine continuo, el mismo escenario pero con diferentes actores. La lucha enarbolada con la bandera roja y negra del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que les costó tantas vidas, especialmente de jóvenes y después de tanto sacrificio, tuvo sus frutos, la dictadura fue derrocada. Han pasado 39 años y casi 12 de una dictadura brutal, liderada por Daniel Ortega, el otrora líder de la Revolución Sandinista, junto a su mujer, Rosario Murillo, han sometido al pueblo nicaragüense, a una brutal y corrupta dictadura, que no le pide favor a la de los Somoza; desde abril, que se iniciaron las protestas de los jóvenes universitarios, suman más de 500 muertos y cientos de heridos y encarcelados. Los Ortega-Murillo  no sólo han utilizado la represión a través de militares y policías, sino también a hordas de civiles encapuchados, que golpean brutalmente y matan sin piedad a los jóvenes manifestantes. No sólo que el dictador Ortega cogobierna con su esposa, una estrafalaria mujer, que usa sin escrúpulos la santería, la religión católica y un lenguaje mefistofélico que causa terror y espanto en la población, sino que lo hace con sus hijos e incondicionales.

El gobierno de Ortega es parte de ese club de dictadores de la llamada Alianza Bolivariana (ALBA), que reúne a dictadores de la más brutal calaña, de Cuba, Venezuela y Bolivia.

En Bolivia se vive el mismo ambiente  de represión. Su mandatario Evo Morales quiere perpetuarse en el poder. Elegido en enero de 2006, lleva casi 13 años en la presidencia. Las acusaciones contra  Morales, no sólo han sido de dictador, sino de corrupto, narcotraficante, misógino,  pedófilo, etc. una de las más graves fue la publicada por la revista brasileña Veja, que denunció en un reportaje titulado “Bolivia, república de la cocaína”, que el narcotráfico se lo hacía desde el Palacio Quemado, a través de su Ministro de la Presidencia.

El 21 de febrero de 2016 convocó Morales a un referéndum en que  se pretendía cambiar el Art. 168 de la Constitución que dice que la reelección para presidente y vicepresidente sólo se permite por una sola vez, el pueblo boliviano, le dijo NO.

Un fallo del Tribunal Constitucional, fallo de la vergüenza, haciendo caso omiso de la decisión del pueblo, le permite a Evo Morales ser candidato indefinidamente.

Morales declaró que no ser candidato, “sería como sacar a Messi o Ronaldo de su selección”, pero si Messi o Ronaldo tienen tarjeta roja, no pueden jugar. A Evo Morales el pueblo boliviano le sacó tarjeta roja en el referéndum del 21 de febrero de 2016.

En nuestro país se hacen piruetas jurídicas para burlar las decisiones de la Contraloría o de los jueces; asimismo en el CNE, se festinan las Juntas Electorales Provinciales y se pretende cambiar la papeleta para la elección de los miembros del CPCCS, a pesar de lo aprobado por el CNE-T. Simplemente: las leyes se acatan pero no se cumplen…

Perro Mundo.

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