Junta militar sudanesa invita a opositores al diálogo

El líder de la junta militar sudanesa, el general Abdel Fattah Abdelrahman Burhan. Foto: EFE/EPA/STRINGER

El nuevo jefe de la junta militar de Sudán, Abdelfatah al Burhan, ha tendido la mano a la oposición y a los manifestantes al ofrecer diálogo y levantar el toque de queda, dos días después del derrocamiento del presidente Omar al Bashir a manos del Ejército.

La designación anoche de Al Burhan, después de que su antecesor Awan bin Auf dimitiera tan sólo veinticuatro horas después de asumir el cargo, ha abierto la puerta al diálogo con la oposición, que no rechaza al general, considerado más próximo a las demandas de la calle.

En su primera aparición tras jurar el cargo, Al Burhan anunció en la televisión estatal el fin del toque de queda que impuso el Ejército hace dos días, entre las 22.00 y las 04.00 hora local (20.00-02.00 GMT).

También ordenó la liberación de todos los detenidos en los pasados cuatro meses de protestas, incluidos los que ya han sido juzgados por la ley de emergencia, decretada por Al Bashir a finales de febrero para frenar la ola de protestas contra él.

Con tono conciliador, Al Burhan hizo «una invitación abierta al diálogo a todos los componentes de la sociedad sudanesa, sus partidos y la sociedad civil», que fue aceptada por la principal coalición de grupos y partidos opositores, Fuerzas de la Libertad y el Cambio.

La alianza, creada el pasado mes de enero en el marco de las protestas antigubernamentales, ha designado a diez representantes para esas conversaciones, entre los que destacan Mariam Sadeq al Mahdi, vicepresidenta del partido islamista Al Umma e hija del líder opositor Sadeq al Mahdi, y el dirigente del opositor Partido de la Conferencia Sudanesa, Omar al Daquir.

También figura el portavoz de la Asociación de Profesionales Sudaneses, Mohamed Nayi al Asam, cuya agrupación de sindicatos opositores ha estado en la primera línea de las movilizaciones desde su inicio.

Al término de esa primera reunión, los representantes de la oposición se mostraron optimistas y señalaron que algunas cuestiones necesitan más discusiones mientras que otras fueron determinadas rápidamente, según un comunicado de uno de los partidos integrantes de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio.

Omar al Daquir aseguró que las reuniones continuarán hasta «la formación de las instituciones de la etapa transitoria», sin ofrecer más detalles.

Aparentemente, la reunión también sirvió para desbloquear la formación definitiva del Consejo Militar Transitorio, cuyos miembros fueron anunciados en la noche del sábado: un total de diez altos mandos, la mayoría procedentes de las filas del Ejército, menos dos de ellos, los líderes del aparato del Seguridad e Inteligencia y de la Policía sudanesa.

Todos ellos juraron su cargo poco después, incluido el general Mohamed Hamdan Daqlo, líder de la unidad especial Fuerzas de Apoyo Rápido, que anteriormente había rechazado formar parte de la junta y había propuesto una hoja de ruta alternativa, con un periodo de transición de máximo seis meses, frente a los dos años que han establecido los militares.

Por su parte, el Partido del Congreso Nacional, que gobernó Sudán encabezado por Al Bashir, ha mostrado su deseo de participar en el proceso de transición y ha pedido que no se excluya a ninguna fuerza política ni individuo.

En una nota con la que ha roto el silencio que guardaba desde el jueves, la formación ha solicitado que se lleve a cabo un «proceso de acuerdo político sobre el futuro del país sin aislar a nadie» y ha pedido la puesta en libertad «inmediata» de todos los líderes y miembros del partido detenidos en las últimas 48 horas.

También ha advertido de que «el paso dado por el Consejo Militar atrasará una transición fluida y ralentizará el traspaso pacífico del poder» y ha calificado el derrocamiento de Al Bashir a manos de los militares de «violación de la legitimidad constitucional».

Además, hoy otra figura destacada del régimen de Al Bashir ha dimitido: el jefe del aparato de Seguridad e Inteligencia, Saleh Abdalá Qush, que había supervisado la represión de las manifestaciones y los arrestos de activistas y líderes opositores, que pedían ahora su cabeza.

De momento, el número dos de esos servicios, Yalaladín al Sheij, asumirá el cargo en funciones hasta que se designe un nuevo jefe de este poderoso aparato, cuyo destino en la transición no está claro. EFE (I)

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