HRW: Bangladesh está restringiendo la educación de refugiados rohinyás

Miembros de la minoría rohingya de Myanmar descansan tras cruzar la frontera a Bangladesh, cerca la zona de Teknaf, en Cox's Bazar, el sábado 2 de septiembre de 2017. (AP Foto/Bernat Armangue)

Unos 30.000 niños rohinyás podrían perder su acceso a la educación en Bangladesh tras la decisión de las autoridades del país de cerrar los centros de enseñanza en el hogar dirigidos a esta perseguida minoría musulmana procedente de Birmania, señaló este sábado en un comunicado la organización Human Right Watch (HRW).

Tras la aprobación de la medida, al menos cuatro maestros rohingyá y dos líderes comunitarios notificaron el cierre de escuelas sin aportar ninguna justificación, y los trabajadores humanitarios de los campamentos aseguraron no haber recibido ninguna advertencia previa sobre esta decisión, informó HRW en el escrito.

La decisión fue aprobada el pasado 13 de diciembre por el Comisionado de Repatriación y Ayuda a los Refugiados, organismo dependiente del Gobierno bangladesí que se encarga de la política educativa en los campos de refugiados donde viven unos 400.000 niños en edad escolar.

«La decisión de Bangladesh de cerrar las escuelas para los niños refugiados rohingyá viola el derecho a la educación a gran escala», afirmó el director para los derechos de los niños en HRW, Bill Van Esveld.

El activista instó a revertir de efecto «inmediato» esta «cruel decisión» para que los niños de esta minoría social puedan recibir una educación que será «especialmente crítica para cuando puedan regresar a Birmania».

La decisión de las autoridades no solo ordena el cierre de las escuelas de aprendizaje en los hogares, sino también de todos los centros de aprendizaje privados, que son dirigidos e impartidos por voluntarios refugiados y están inscritos 10.000 niños.

Unos 22.000 niños rohingyá reciben educación en los centros domiciliarios, mientras que alrededor de 92.000 estudiantes asisten a lecciones no formales aprobadas en pequeñas aulas de aprendizaje fuera de los hogares, según los datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Los trabajadores humanitarios destacaron que las escuelas en el hogar son «esenciales» para acceder al aprendizaje y al apoyo psicosocial, y que aproximadamente el 84 por ciento de los estudiantes son niñas.

Además, remarcaron que estas escuelas «son especialmente cruciales para los adolescentes, que son demasiado mayores para asistir a las lecciones aprobadas oficialmente en los centros de aprendizaje y tienen pocas otras opciones de educación».

«Estas escuelas brindaron la única educación accesible para los niños rohingyá durante los 18 meses en que las autoridades habían cerrado los centros de aprendizaje como parte de las restricciones relacionadas con la pandemia de la COVID-19», señala la organización.

Veto a la educación

Pese a que el Gobierno de Bangladesh «salvó innumerables vidas cuando abrió sus fronteras a la etnia rohingyá, que huía de crímenes atroces cometidos por el ejército de Birmania en agosto de 2017», prohibió a su vez el acceso «a los servicios públicos y privados y a las escuelas» y restringió los programas educativos dentro de los campamentos de Cox’s Bazar, donde residen la mayoría de los refugiados, según HRW.

La decisión de cerrar los centros de enseñanza a domicilio, «podría no dejar ningún camino para que estos estudiantes se integren en la sociedad de Birmania si pueden regresar» en el futuro, recalcó un trabajador humanitario.

«Los donantes extranjeros y las Naciones Unidas han intentado durante más de cuatro años persuadir al Gobierno de Bangladesh para que deje de bloquear la educación de los niños rohingya», precisó Van Esveld.

Sin embargo, «se necesita un esfuerzo más fuerte y coordinado para que Bangladesh revierta su política absolutamente dañina de negar la educación a una generación de niños que no tienen más tiempo que perder», concluyó. EFE (I)

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