Por Carlos Larreátegui
Quito, Ecuador
Con una gran dosis de cinismo, Alianza País bautizó con el nombre de “Código de la Democracia” a un instrumento jurídico diseñado para perpetuar la revolución ciudadana y esterilizar cualquier opción democrática que amenace su poder y permanencia. Las normas aprobadas reducen severamente –o liquidan- las posibilidades electorales de la Oposición y despejan las últimas dudas sobre la vocación autoritaria del Régimen. El flamante Código marca un nuevo hito en la construcción del estado totalitario que partió con la supresión del Congreso en el 2007 y la posterior captura de las instituciones centrales del sistema político ecuatoriano.
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