Nebot y Correa: hora de despertar

Raúl Andrade Gándara

Rochester, Estados Unidos

La noticia del acercamiento entre Nebot y Correa no hace sino confirmar lo que fue un secreto a voces durante los últimos años. Y demuestra la absoluta falta de principios de esos líderes políticos, su inconsecuencia con sus partidarios y su megalomanía. Al final del día, lo único que importa son sus intereses, sus necesidades y sus cálculos.

Bajo la muletilla del diálogo, esconden ante sus seguidores sus pactos, sus conveniencias, sus complicidades. Bajo esas luces se entiende mejor cómo un líder político puede pasar de la alianza a la oposición en pocos meses, a postergar el interés nacional para privilegiar su palabra por encima de la de un pueblo harto de componendas non santas y de acuerdos bajo la mesa.

¡Qué bueno que esto haya pasado! Deja a los extremistas de ambos lados sin piso, invoca a quitarse la venda de los ojos a los crédulos, y desnuda la verdad detrás del subdesarrollo cívico y económico de los países sometidos a este régimen mentiroso de caudillos disfrazados de dirigentes políticos.

Queda claro pues que sus intereses particulares y de grupo cuentan mucho más que la moral pública, que los objetivos nacionales son apenas un simple letrero para ocultar sus designios individuales, que la alianza entre contratistas corruptos y políticos codiciosos va más allá de las ideologías y se junta para contar el monto de las coimas en los paraísos fiscales.

Nada nuevo bajo el sol. Hasta hoy, después de tres gobiernos distintos, el País no conoce la lista de Odebrecht, no conoce en detalle los nombres de los políticos a los esta empresa corrompió durante los últimos treinta años, y esa es apenas la punta del iceberg.

Hoy, para variar, la cacareada reducción del gasto público, la optimización de todos los activos estatales y la recuperación de lo robado tiene como paso previo un nuevo impuesto, necesario por supuesto pero sin que los compromisos de campaña se avizoren y concreten para que en algún utópico momento el ecuatoriano común reciba un reembolso concreto a todos sus aportes a esa máquina trituradora de dinero ajeno que es el Estado.

Es menester y justo tener paciencia, pero no es menos cierto que tenemos los ojos bien abiertos ante los acontecimientos diarios que protagonizan nuestros “líderes“ y nuestra paciencia se agota.

Hacemos votos para que la cosa pública retome su cauce, los liderazgos de paja se revelen a la luz pública y los gobernantes denoten firmeza y deseos concretos de cambio frente a la penosa realidad que envilece a sus opositores.

El cambio significa ante todo poner un alto a las corruptelas, a los intereses de grupo, a los desmanes del poder, al bloqueo irracional de los opositores, en aras de lograr un liderazgo confiable, claro y encaminado a solucionar los problemas de fondo y no a dar gusto a tanto embelequero disfrazado de político. Que así sea.

LaRepública.

El presidente Rafael Correa y el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, se encuentran en la inauguración del nuevo edificio de la Contraloría en Guayaquil, el 8 de octubre de 2015. API

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